Carta de Eduardo Madina para pedir el aval y el voto
Hola compañera, hola compañero:
Vas a decidir dentro de unas semanas y por primera vez personalmente quien será el próximo Secretario General de nuestro partido. Nos hemos quejado todos desde hace tiempo de que los sistemas de elección de cargos federales se nos estaban quedando viejos. Y que la democracia española y el propio PSOE estaban maduros para dar un paso adelante en la apertura de los sistemas de participación y decisión. Ya no vamos a volver a encargar nunca a un sistema de delegados este tipo de decisiones. Pero eso significa, a cambio, una nueva responsabilidad personal, una prueba del compromiso individual con el proyecto socialista. Poner ese voto y esa responsabilidad directamente en las manos de cada militante ha sido uno de los retos que me ha animado a dar este paso de mi candidatura para la Secretaría General.
Me crié en el País Vasco, en una época dura en la que no era fácil dar el paso hacia la política activa. Muchos amigos de mi bario no lo hicieron. Pero yo estaba creciendo en una casa en la que el compromiso político era lo normal, mi padre y mi abuelo estaban siendo un ejemplo. En las calles del Deusto de la época de la reconversión había manifestaciones, huelgas y mucha droga. Mi afiliación a las Juventudes fue algo natural, como lo fue mi afición al voleibol, en el que llegué a ser profesional. Algunos se encargaron de que tuviera que dejar el deporte, pero nunca consiguieron arrancarme la pasión por la política y por nuestro partido. Tuve la suerte de contar desde temprano con el cercano ejemplo de Ramón Rubial para crecer como socialista y como persona. Y he procurado aplicar desde entonces sus enseñanzas en mi vida como estudiante, como profesor, como profesional y como político.
Ahora pretendo seguir haciéndolo desde la dirección de nuestro Partido. Y para ello no voy a renegar nunca de nuestras esencias y nuestras raíces, porque creo que cuando nos ha ido mal ha sido precisamente por no buscar esa savia del sólido tronco del PSOE. Orgullosos de ser socialistas es como nos quieren muchos españoles y españolas, no avergonzados o tímidos. Reclamando nuestro justo sitio en la pelea por la felicidad de todos ellos, los que nos votaron y los que nunca lo hicieron. Siendo conscientes también de nuestras debilidades y de nuestras hipotecas, para reforzarnos y para recuperar nuestra autonomía de siempre frente a otros poderes económicos o mediáticos. Y para ello, creo que necesitamos primero unidad y solidez en nuestros órganos federales; por eso es necesario que tengan la enorme legitimidad del voto directo; no solo para dar satisfacción a tu deseo de participar, sino también para que sean más autónomos y menos dependientes de oscuros remiendos de despacho. En el nuevo PSOE, tú eres el “barón” y es tu teléfono el que debe sonar.
Yo creo que si lo hacemos bien, el PSOE recuperará la oportunidad de volver a gobernar solo, que debe ser la forma natural de estar en la política nacional de nuestro Partido. Para poder hacer desde el gobierno las políticas de progreso que los españoles identifican con nosotros y recuperar también al país de los destrozos de todo tipo del gobierno del PP. Porque el PSOE es una máquina de fabricar igualdad. Yo no estoy en esto para hacer competición con compañeros, yo a quien quiero ganar es al PP. Todos mis competidores me parecen excelentes, todos ellos son dignos de ganar y con todos ellos el Partido gana. Pero a mí lo que me mueve es la batalla de fuera, contra la derecha y por los derechos de tanta gente que tanto ha perdido en estos años negros. Contra el nacionalismo egoísta y disgregador que sacrifica a los trabajadores en sueños desestabilizadores.
Para esto es para lo que quiero tu aval y tu voto. Para esto quiero representarte a ti personalmente, no a tu agrupación, a tu federación o a tu sectorial. Porque estoy convencido de que con tu ayuda y con la inteligencia conjunta de todos los militantes y simpatizantes, somos capaces de enderezar nuestro rumbo y el de España.
Un abrazo socialista, compañero o compañera.
Eduardo Madina Muñoz.