UNIDOS PARA SER LA SOLUCIÓN
Decía el escritor polaco Stanislaw Lem que un sueño sólo puede triunfar sobre la realidad si se le da la oportunidad. En la Comunidad Valenciana, hace ya tiempo que no vivimos en un sueño sino en la aterradora pesadilla en la que nos han sumido los sucesivos gobiernos del Partido Popular. Tenemos una comunidad rota de cimientos podridos y sin apenas un techo que nos cobije. El PP ha jugado con fuego y se ha quemado pero, lo peor, es que suI irresponsabilidad ha originado un incendio que ha destruido mucho y que amenaza con llevarse por delante cosas para las que no hay recambio. La corrupción, el despilfarro y la incompetencia han arrasado las cuentas de la Generalitat, los fundamentos de nuestra convivencia, los símbolos de identidad y nuestra imagen como pueblo alegre y combativo que decía Estellés.
Los socialistas intuíamos el desastre pero, en las últimas semanas, hemos constatado que la magnitud de la tragedia es de proporciones colosales. RTVV está cerrada; la cubierta del Palau de les Arts se cae a trozos; las empresas públicas valencianas son los restos de un naufragio; el paro y el cierre de empresas está sin control y hasta nuestro mejor embajador en el exterior, el Valencia CF, está expuesto en pública subasta para ser vendido al mejor postor. Alberto Fabra –elegido a dedo, legalmente sin duda, pero sin el refrendo moral de las urnas– recibió una triste herencia de su infausto antecesor, pero su nulidad política y su incapacidad gestora ha hecho aún peor lo que parecía que no podía empeorar.
En apenas año y medio, los valencianos acudirán a las urnas ya que Alberto Fabra piensa apurar su irresponsabilidad hasta el máximo legal. Aunque los socialistas pensamos que los errores cometidos exigen la convocatoria de elecciones, todo parece indicar que el PP está empecinado en ahogarse en su propia bilis sin importarle el daño que causa su delirio a toda la sociedad valenciana. Enfrente de tanto despropósito estamos los socialistas valencianos, preparados para gobernar si los valencianos así lo consideran y deseando que no lleguemos demasiado tarde a cerrar algunas heridas.
En estos casi veinte años, el PSPV-PSOE ha tenido su ración de amargas medicinas. No revelo nada que ya no se sepa al afirmar que han sido dos décadas en las que las luchas internas nos han supuesto el encadenamiento de una derrota electoral tras otra. Por ello, es hora de asumir nuestra responsabilidad –todos nosotros– porque los valencianos nos necesitan juntos, fuertes, con ideas, equipos y determinaciones. La tarea que nos espera para arreglar el desastre es de tal dimensión que no podemos perder tiempo ni energía en debates internos que, ahora mismo, no llevan a ninguna parte.
Los socialistas valencianos no tememos a la democracia. Hemos sido pioneros en plantear procesos de elecciones primarias para profundizar en la regeneración del sistema político. Otros partidos no pueden decir lo mismo, ya sea por su gusto por el caudillaje o por las cuotas. Nuestras primarias ya tienen reglamento y cualquier militante, en el ejercicio de su libertad, puede concurrir a ellas.
No será mi caso. Los principios, convicciones y valores que me han impulsado durante tantos años de participación política siguen intactos y recogidos en las resoluciones del Congreso de Alicante de 2011 donde se eligió a la dirección del PSPV-PSOE de la que formo parte como vicesecretario. Estamos ante una situación de emergencia política e institucional que requiere de los socialistas altura de miras, responsabilidad y, sobre todo, unidad entorno a nuestro proyecto político. No es que lo necesite nuestra organización, sino que lo necesitan los valencianos para que la pesadilla en la que nos ha hundido el PP se convierta en un sueño de prosperidad, empleo, dignidad y orgullo de ser valencianos. Un sueño que merece que se le dé una oportunidad y una oportunidad que sólo podremos aprovechar si nos mantenemos juntos para ser la solución que la Comunidad Valenciana busca.
Publicado en EL PAÍS