Espacio abiertoPSOE

«Del Estado Social al Estado Penal» del profesor Miguel Miranda (Zaragoza)

Hoy jueves os dejo una interesante reflexión del profesor y Antropólogo Miguel Miranda Aranda. Un interesante artículo «DEL ESTADO SOCIAL AL ESTADO PENAL»

20131004-104406.jpgNingún observador de la realidad social negará que estamos viviendo el desmantelamiento del llamado “modelo europeo” de Bienestar Social en Europa y desde luego en España. El discurso oficial intenta convencernos de que el ataque demoledor que están sufriendo los sistemas públicos de protección social y los mecanismos construidos en las últimas décadas, que han posibilitado sociedades más justas e igualitarias no es sino la consecuencia de la crisis económica. En esta línea argumental se llega a defender lo insostenible, lo excesivo, lo generoso… el irracional tamaño en definitiva que el Estado Social ha alcanzado con sus sistemas educativo, sanitario, de pensiones y de Servicios Sociales.

Pero los hechos demuestran la falsedad del discurso. El modelo neoliberal que nos están imponiendo, o dicho de otra manera, el programa oculto del PP que nadie votó, pero que es el que están aplicando, no nació con la crisis. Nació en los Estados Unidos de Norteamérica hace décadas. La derecha europea y específicamente la española, bajo la autodenominación de liberales o incluso, lo que hay que ver, de democristianos, no está haciendo sino copiar miméticamente las consignas y el modelo que las fuerzas más reaccionarias inventaron en los EE.UU. antes desde luego del crack financiero iniciado por Lehman Broters. Sus portavoces y formadores de opinión trajeron al nuevo continente los aires neoliberales de manera que en el Reino Unido con Thatcher por ejemplo, consiguieron que su discurso se plasmara en la acción gubernamental y pusieron todo su ímpetu en reducir sustancialmente los gastos sociales, a costa de crear más y más desigualdad, reformaron toda la legislación laboral haciendo que los trabajadores perdieran derechos conquistados y facilitaron todo lo posible, el despido. Instauraron el llamado trabajo asalariado flexible y llegaron a establecer programas de trabajo forzado para los receptores de ayudas públicas. Naturalmente pusieron a las organizaciones sindicales en el centro de la diana, haciendo todo lo posible para su desprestigio, y socavando su poder y en gran manera su papel en la negociación colectiva. Se instauraron también programas de trabajo forzado (workfare) para los que recibían ayudas, por lo que tampoco es nuevo lo que ha anunciado el ministro británico de Economía, George Osborne. La fórmula mágica era: menos Estado. Tampoco era nueva. Es la esencia del capitalismo liberal de los primeros tiempos, pero el modelo volvió a renacer a principios de la década de los setenta respondiendo a todos los movimientos sociales que habían tenido lugar en la década anterior. Su propósito no era otro que acabar con el Estado social argumentando que se crearían nuevos empleos y se produciría más riqueza. Lo que no dicen es que las consecuencias sociales fueron devastadoras: pobreza masiva, empleos precarios, ruptura de la solidaridad social, desigualdades radicales, aumento de la marginación y por último, aumento de la pequeña delincuencia. Y los nuevos empleos están por llegar.

¿Delincuencia? También tenían la solución: Desviar los fondos que antes se dedicaban a lo social hacia una nueva industria, la industria penal, criminalizando a un subproletariado estigmatizado por la experiencia carcelaria que sólo podía aspirar a subempleos, mercantilizando el encierro y creando además un nuevo negocio: desde 1983, año en que no había ni una sola plaza en una prisión privada, se crearon en manos de las empresas 276.655 plazas. Los pequeños delitos se penalizaron con penas de prisión y los jóvenes, fundamentalmente negros, fueron los principales destinatarios del nuevo negocio. Entre 1988 y 1998 el Estado de Nueva York recortó los fondos dedicados a la Universidad en un 29%. ¿Les suena este recorte? Al mismo tiempo incrementó sus gastos carcelarios en un 76%. 615 millones menos para los campus de la State University of New York y más de mil millones para las cárceles. En 1994, George Pataki fue elegido gobernador republicano de California. Una de sus primeras medidas fue restablecer la pena de muerte y otra aumentar los costos anuales de las matrículas universitarias en 750 dólares lo que echó de la universidad a más de diez mil estudiantes. ¿Encuentran algún paralelismo entre lo que hizo Pataki y las políticas del ministro Wert?

De esta manera, con la reforma de las leyes penales y el incremento de los fondos dedicados a un encarcelamiento masivo, desviaron los fondos dedicados anteriormente a la lucha contra la pobreza hacia un sistema penitenciario que se convirtió a su vez en un nuevo negocio, como ya lo eran en EE.UU. la sanidad, la educación, las pensiones y los servicios sociales en general. Aquí ya se amagó con retirar a la Guardia Civil de la vigilancia de las prisiones adjudicándola a empresas privadas. ¿Es un primer paso hacia la prisión privada? ¿Se atreverán a tanto?

Estados Unidos eligió construir prisiones y encerrar en ellas a los pobres, en lugar de construir Centros de Salud, escuelas infantiles, lugares de atención a los ancianos y crear becas para sus universitarios. Represión en lugar de solidaridad social. El resultado fue catastrófico para millones de personas y genial para las cuentas bancarias de los que lo diseñaron. Estamos ante la copia textual de un proyecto ideológico con la crisis como coartada. Y si siguen ganando elecciones, igual hasta superan a sus reaccionarios maestros. Como dice Loïc Wacquant, un antropólogo profesor universitario en Berkeley, un fantasma recorre el mundo, pero no es el proletariado de Marx, sino el neoliberalismo y sus resultados.

Ante este proyecto político de la derecha la posición del partido socialista ha de ser clara: defensa del Estado Social, defensa de los valores de la izquierda tales como la igualdad y la justicia social, de la democracia, recuperación lo antes posible de los derechos perdidos y reconstrucción de los sistemas de protección social lo que implica la opción clara por la Escuela pública y laica, por las Universidades públicas accesibles a las clases populares, la defensa de la sanidad pública con las características que ha mantenido hasta el momento (calidad, acceso universal, gratuidad), el desarrollo del sistema público de Servicios Sociales que garantice derechos y no caridades incluso plasmándose, como los sanitarios, en el futuro texto constitucional e incluyendo por supuesto la atención a la dependencia. Y por último salvando el sistema de pensiones de las garras de los fondos financieros que quieren hacerse con el apetitoso pastel reduciendo las públicas a pensiones de subsistencia. Para ello, es obvio e imprescindible, habrá que hacer efectiva una reforma fiscal que sea progresiva y justa de manera que se evite el fraude fiscal y se luche contra los paraísos en los que refugian su dinero los más poderosos.

El proyecto político de la socialdemocracia europea desde la segunda guerra mundial se enfrenta ahora más que nunca al del liberalismo más salvaje y cruel y por tanto ha de perfilar claramente cuál es su modelo en sintonía con los valores de la izquierda que le son propios y tejiendo las alianzas necesarias para que el intento de imponer un nuevo modelo de sociedad individualista, insolidario y por último darwinista en el que está empeñada la derecha española y europea, fracase en el viejo continente.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Esta web utiliza cookies propias y de terceros para su correcto funcionamiento y para fines analíticos. Contiene enlaces a sitios web de terceros con políticas de privacidad ajenas que podrás aceptar o no cuando accedas a ellos. Al hacer clic en el botón Aceptar, acepta el uso de estas tecnologías y el procesamiento de tus datos para estos propósitos. Configurar y más información
Privacidad